Tradición de la Pastelería Barese
La tradición pastelera de Bari es un tesoro de dulces simbólicos, festivos y de convivencia, que reflejan la cultura gastronómica de la ciudad.

La tradición pastelera de Bari es un tesoro que refleja la riqueza cultural y gastronómica de la ciudad. Los dulces no son solo un placer para el paladar, sino que también representan símbolos de festividades y momentos de convivencia. Entre los dulces más icónicos se encuentran las cartellate, que adornan las mesas durante la Navidad. Estas cintas de masa frita, cubiertas de vincotto o miel, son un verdadero rito que se transmite de generación en generación. Las popette, dulces a base de pasta de almendras, son un clásico de la pastelería diaria, mientras que los sporcamuss, con su crema pastelera y azúcar glas, son irresistibles y a menudo conducen a divertidos desastres culinarios. Las scarcelle, galletas de Pascua decoradas con huevos duros, simbolizan el renacimiento, mientras que los sassanelli, galletas secas con cacao y especias, son particularmente apreciados durante las festividades navideñas.
Los baresi tienen una particular predilección por los dulces, que consumen en momentos específicos del día. La mañana del domingo está dedicada al cornetto y cappuccino, un momento de compartir en familia que se lleva a cabo en una de las históricas pastelerías de la ciudad. Durante las noches de verano, el helado artesanal se convierte en el protagonista, disfrutado mientras se pasea por el paseo marítimo. Otra tradición es el “sospiro” vespertino, una pausa dulce que acompaña al café y rompe la rutina laboral. Las festividades religiosas son otra ocasión en la que los dulces asumen un papel central; desde los dulces cuaresmales hasta las pastas de almendra para la fiesta de San Nicolás, cada celebración tiene sus sabores únicos que los baresi respetan con gran devoción.
Las pastelerías históricas de Bari son lugares emblemáticos que han contribuido a moldear la tradición dulce de la ciudad. La Pasticceria Mercantile, en el corazón de Bari Vecchia, es famosa por sus cartellate y dulces tradicionales. Martinucci, aunque originaria de Salento, ha conquistado a los baresi con sus pastas de almendra y sporcamuss. Pasticceria Viola es renombrada por sus dulces secos, mientras que Pasticceria Schiraldi ofrece una reinterpretación moderna de los clásicos. Borghese es un referente para los cornetti, y el Caffè Mozart une la tradición italiana con influencias centroeuropeas, creando una mezcla fascinante de sabores.
Para los baresi, los dulces son también un momento de socialización. Las pastelerías funcionan como lugares de encuentro, donde se intercambian charlas y se alimentan relaciones sociales. Esto es particularmente evidente los fines de semana, cuando familias y amigos se reúnen para el desayuno o para un helado nocturno, transformando un simple placer gastronómico en un rito colectivo. La transmisión de los secretos de la pastelería a menudo ocurre en familia, con abuelas que enseñan a sus nietas cómo preparar las cartellate o las scarcelle, manteniendo viva la tradición. Saborear los dulces locales significa entrar en contacto con el alma auténtica de Bari, una ciudad que expresa su cultura gastronómica a través de la dulzura y la convivencia.