Explora las antiguas minas de Saint Marcel en Valle de Aosta
Descubre las antiguas minas de Saint Marcel y su fascinante historia.

¿Dónde se encuentran las minas de Saint Marcel?
Las antiguas minas de Saint Marcel se encuentran en la localidad de Servette, en el municipio de Saint Marcel, en Valle de Aosta. El sitio minero es accesible mediante un breve paseo desde el área de picnic Les Druges, un punto de partida ideal para la visita.
¿Cuál es la historia de las minas de Saint Marcel?
La historia de las minas de Saint Marcel se remonta a tiempos muy antiguos. Fueron los romanos los primeros en descubrir y explotar estos recursos, extrayendo minerales preciosos como la pirita y la calcopirita. Tras la caída del Imperio Romano, las minas cayeron en abandono durante siglos.
En el siglo XVII, un deslizamiento de tierra puso al descubierto las antiguas bocas de mina y la actividad extractiva recuperó vigor, especialmente en la extracción de cobre. Durante dos siglos, las minas continuaron siendo explotadas, convirtiéndose en un referente para la industria minera alpina.
¿Cómo se desarrolló el sitio minero en el siglo XX?
En el siglo XX, las minas de Saint Marcel vivieron una fase de gran desarrollo. Se construyeron teleféricos para transportar el mineral, estructuras de servicio, refugios para los trabajadores, depósitos e instalaciones para el tratamiento del material. La actividad continuó hasta 1967, cuando la crisis del mercado del cobre hizo que la extracción de pirita ya no fuera rentable.
¿Qué se puede ver hoy al visitar las minas de Saint Marcel?
Gracias a un trabajo de recuperación y valorización, hoy las minas de Saint Marcel son visitables con recorridos guiados que permiten revivir la atmósfera del pasado. Entre las áreas visitables se encuentran: La vivienda del guardián, decorada con objetos de época. El pueblo de los mineros, donde se respira la vida cotidiana de quienes trabajaban en la montaña. La forja, corazón palpitante del trabajo de los metales. Los edificios de servicio y la polvorería. El depósito de detonadores, testimonio de la actividad extractiva. Las galerías de extracción San Giacomo y 1815, equipadas de manera inmersiva para hacer vivir al visitante la experiencia del minero. La Decauville, un pequeño ferrocarril de servicio. El teleférico “ida y vuelta” y la pista de trineo para el transporte del material. Los depósitos de escorias y los restos de la antigua fundición de Trèves.
¿Qué experiencia ofrece la visita a las galerías de las minas?
Entrar en las galerías de las minas de Saint Marcel significa hacer un salto atrás en el tiempo. La ambientación inmersiva de la galería 1815 permite experimentar la sensación de trabajar bajo tierra, rodeado del silencio, del ruido de las herramientas y del olor de la roca húmeda. Las luces tenues y los relatos de los guías recrean la atmósfera auténtica de la vida en la mina.
¿Cómo prepararse para la visita a las minas de Saint Marcel?
Las minas se encuentran a una altitud entre 1.720 y 1.850 metros sobre el nivel del mar, por lo que es fundamental llevar ropa y calzado de senderismo. Dentro de las galerías, la temperatura oscila entre 8°C y 12°C, por lo que incluso en verano se recomienda llevar ropa abrigada. Para acceder a la galería 1815 se proporcionan cascos protectores y botas.
¿Cómo reservar y cómo llegar al sitio minero?
La visita a las minas de Saint Marcel es solo guiada y requiere reserva. Para llegar, se puede aparcar el coche en el área de picnic Les Druges, donde se encuentra la taquilla, el punto de acogida y los servicios. Desde allí, en pocos minutos a pie, se llega al sitio minero. No se permiten animales por motivos de seguridad.
¿Por qué visitar las antiguas minas de Saint Marcel?
Visitar este sitio significa no solo descubrir un importante capítulo de la historia industrial de Valle de Aosta, sino vivir una experiencia sensorial única: caminar por los túneles excavados en la roca, observar las máquinas originales, imaginar la dura y fascinante vida de los mineros de montaña. Es un viaje a la memoria, enriquecido por paisajes alpinos inmaculados y por la magia de un lugar suspendido entre la naturaleza y la arqueología industrial.