El teleférico Belvedere y el turismo invernal en Cortina

El teleférico Belvedere de Pocol marcó el inicio del turismo invernal en Cortina d'Ampezzo, revolucionando el acceso a la montaña y creando un modelo de estación de esquí moderna.

El teleférico Belvedere y el turismo invernal en Cortina

¿Qué representa el teleférico Belvedere de Pocol en la historia de Cortina d’Ampezzo?

La historia del turismo invernal en Cortina d’Ampezzo tiene un punto de inflexión preciso: el año 1924, cuando el barón Carlo Franchetti inauguró el revolucionario teleférico Belvedere de Pocol. Esta instalación conectaba la Piazza Roma, a 1224 metros de altitud, con el Belvedere de Pocol, situado a 1543 metros.

Se trataba de un proyecto visionario, uno de los primeros ejemplos de tecnología dedicada a las actividades deportivas y recreativas en alta montaña. El teleférico transformó la forma de vivir la montaña, abriendo las puertas a un futuro hecho de deporte, nieve, turismo e innovación.

Esta estructura no solo facilitó el acceso a las pendientes de Pocol, sino que también impulsó el concepto moderno de estación de esquí, contribuyendo a formar la identidad de Cortina como reina de las Dolomitas.

¿Por qué fue tan innovador el teleférico del Belvedere de Pocol para la época?

En los años veinte, llegar a los miradores y a las pendientes nevadas no era en absoluto sencillo. Los transportes eran limitados, las carreteras a menudo estaban nevadas y las excursiones requerían horas de caminata. El teleférico Belvedere revolucionó todo esto.

Por primera vez, aficionados a la montaña, esquiadores y turistas podían alcanzar rápidamente un mirador en alta montaña, sin esfuerzo. Esto permitió a Cortina abrirse al turismo invernal, definiendo un modelo que sería imitado en toda la cordillera alpina.

El proyecto del barón Franchetti fue considerado vanguardista no solo por el aspecto tecnológico, sino también por la visión: intuyó que la montaña podía convertirse en un lugar de deporte y diversión para todos, no solo para alpinistas expertos.

¿Cómo se desarrolló el turismo invernal en Cortina después de 1924?

Después de la apertura del teleférico Belvedere, Cortina d’Ampezzo emprendió un camino de crecimiento extraordinario. En los años siguientes nacieron nuevas pistas, se realizaron instalaciones más modernas y aumentaron de manera significativa los aficionados a los deportes sobre la nieve.

Entre los años treinta y cuarenta se construyeron los primeros telesillas y los primeros teleféricos, que permitieron a cada vez más personas vivir la experiencia del esquí sin enfrentar largas subidas.

La llegada del teleférico también contribuyó a la disfrute del magnífico panorama del Belvedere de Pocol, un balcón natural sobre la Conca Ampezzana que pronto se convirtió en uno de los lugares más queridos por los visitantes.

El flujo creciente de turistas llevó a Cortina a mejorar la hospitalidad, con nuevos hoteles, refugios, restaurantes y servicios dedicados a los deportistas.

¿Cómo se convirtió Cortina en un referente para el esquí internacional?

La combinación de instalaciones modernas, paisajes espectaculares y abundante nieve transformó a Cortina en un centro internacional de deportes invernales.

El paso decisivo llegó con la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1956, un evento que hizo famosa la localidad en todo el mundo. Las imágenes de las Dolomitas, las competiciones en las Tofane, las nuevas infraestructuras y la atmósfera glamorosa contribuyeron a crear el mito de Cortina.

Los años cincuenta y sesenta marcaron una fase dorada: nuevos telesillas, teleféricos, pistas icónicas y una vitalidad cultural que transformó la localidad en un símbolo de la elegancia alpina.

La tradición deportiva continúa hoy en día con las competiciones de la Copa del Mundo y los próximos Juegos Olímpicos de Milán-Cortina 2026.

¿Qué lugares y pistas están relacionados con la historia de los orígenes del turismo en Pocol?

La zona del Belvedere de Pocol sigue siendo hoy en día un mirador extraordinario. Desde aquí se abre la vista sobre la Conca Ampezzana, las Tofane y los bosques que caracterizan el paisaje.

Entre los lugares que forman parte de la historia de este desarrollo turístico se encuentran:

El Sacrario Militare de Pocol, que cuenta una parte importante de la historia del valle. Las antiguas pistas que conectaban Pocol con el centro de Cortina. Los bosques y senderos que hoy albergan rutas de senderismo y trail running. Las áreas esquiables de Socrepes y Lacedel, entre las primeras en desarrollarse después de la apertura del teleférico.

La zona es perfecta también para familias, gracias a los recorridos suaves y al contexto natural que permite respirar la atmósfera auténtica de la montaña.

¿Por qué el teleférico de 1924 sigue siendo considerado un símbolo de la visión alpina moderna?

El legado dejado por el barón Franchetti va más allá de la simple construcción de una instalación de remontes. El teleférico del Belvedere representa el punto de partida de una nueva forma de vivir en alta montaña.

Hoy, cuando se habla de turismo alpino, se piensa en instalaciones modernas, pistas preparadas, refugios acogedores y servicios pensados para todo tipo de visitante. Todo esto, en parte, nació gracias a ese primer teleférico de 1924.

Su importancia cultural e histórica transforma este episodio en una pieza fundamental de la historia de las Dolomitas, una idea visionaria que ha permitido a Cortina convertirse en uno de los destinos más queridos e icónicos de Europa.

La historia del teleférico Belvedere es una invitación a descubrir la zona de Pocol con ojos nuevos, comprendiendo cómo la tecnología, la pasión por la montaña y el espíritu pionero han dado vida a una experiencia turística única en el panorama alpino.

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