El rito de la polenta en Valle de Aosta
Descubre cómo preparar la polenta tradicional valdostana.

Ingredientes esenciales para la polenta de montaña
Para una polenta típica valdostana necesitarás pocos ingredientes, pero elegidos con cuidado.
Una olla de hierro fundido o de cobre.
750 gramos de harina de maíz.
3 litros de agua, mejor si es de montaña.
Un puñado de sal gruesa.
Son productos simples, que en tiempos pasados se encontraban en cada casa de montaña, y que aún hoy siguen siendo protagonistas de las cocinas valdostanas.
El agua: el primer paso hacia la polenta perfecta
Llena la olla con tres litros de agua.
Lleva el agua a ebullición directamente sobre el fuego de leña, sin prisa.
Agrega la sal gruesa, que debe disolverse lentamente.
Un truco secreto de la tradición valdostana
Antes de verter la harina de maíz, hay un pequeño gesto que marca la diferencia.
Agrega medio vaso de agua fría en la olla ya hirviendo.
Esta técnica, transmitida en las familias de montaña, sirve para atenuar el hervor.
¿El resultado? Una polenta suave y sin grumos, como dicta la tradición.
Cómo verter la harina de maíz
La harina debe ser vertida en lluvia, poco a poco.
Mientras cae en la olla, debes mezclar sin detenerte.
El movimiento continuo es fundamental para amalgamar los ingredientes y evitar que se formen grumos.
La larga espera frente al fuego
La polenta valdostana no es un plato rápido: requiere paciencia.
Mezcla durante al menos una hora, mejor aún durante una hora y media.
El calor del fuego de leña dará una consistencia cremosa y un aroma único, imposible de reproducir con otros métodos de cocción.
Servir la polenta en Valle de Aosta
Cuando la polenta ha alcanzado la densidad deseada, está lista para ser servida.
Puedes volcarla sobre la tabla de madera, como hacían los campesinos, o servirla directamente en la olla.
El color dorado, la consistencia suave y el aroma ahumado te harán saborear el auténtico gusto de la montaña.