Almuerzo en el Paseo Marítimo de Bari
Un almuerzo inolvidable en el paseo marítimo de Bari, entre focaccia, pescado fresco y atmósferas únicas.

El sol brillaba alto en el cielo azul cuando decidí darme un almuerzo en el paseo marítimo de Bari. La brisa marina acariciaba suavemente mi rostro mientras me acercaba a la costa, donde el aroma del mar se mezclaba irresistiblemente con el de la comida local.
Bari, capital de Apulia, es una ciudad que vive en simbiosis con el mar. Su paseo marítimo, elegante y pintoresco, es el lugar perfecto para saborear las especialidades gastronómicas locales mientras se disfruta de una vista impresionante del Adriático.
Comencé mi experiencia culinaria con un clásico atemporal: la focaccia barese. A diferencia de otras focaccias italianas, la barese es alta, suave por dentro y crujiente por fuera, aderezada con tomates cherry frescos y aceitunas. La masa, trabajada con maestría por las manos expertas de los panaderos locales, se derretía en la boca con cada bocado.
El mar de Bari es generoso, y esto se refleja en los platos de pescado y mariscos que se pueden degustar a lo largo de la costa. Continué mi almuerzo con un plato de crudo de mar, una verdadera institución en la ciudad.
Los pulpos frescos, cortados en finas láminas y aderezados simplemente con aceite de oliva y limón, conservaban todo el sabor del mar. Las mejillones, otro orgullo de la gastronomía barese, eran jugosos y sabrosos, servidos con un toque de pimienta negra que realzaba su sabor.
No podía dejar de probar también las orecchiette, el formato de pasta símbolo de Apulia. Aunque no son un plato de mar, representan el alma de la cocina barese y a menudo se sirven con salsa de mejillones o almejas en los locales del paseo marítimo.
Para acompañar este banquete marino, elegí una fresca Peroni, una cerveza italiana que combina perfectamente con los intensos sabores del pescado. Su ligereza y sus notas frescas creaban un contraste agradable con la salinidad de los mariscos.
El mejor momento llegó cuando probé el "panzerotto", un calzone frito relleno de mozzarella y tomate que, aunque es más típico como comida callejera, algunos quioscos en el paseo marítimo lo ofrecen en versión marinera, con mariscos.
Durante el almuerzo, pude observar a los pescadores locales regresar con sus coloridos barcos, descargando el pescado fresco directamente en el muelle. Algunos de ellos venden el pescado recién capturado a restaurantes y transeúntes, garantizando una frescura inigualable.
El paseo marítimo de Bari no es solo un lugar para comer, sino una experiencia completa para todos los sentidos. Los colores de los barcos que oscilan suavemente sobre el agua, el sonido de las olas rompiendo contra las rocas, las voces alegres de los baresi que charlan animadamente.
Después del almuerzo, un paseo digestivo a lo largo de la Muralla, el antiguo muro de la ciudad vieja que bordea el mar, es la manera perfecta de concluir esta experiencia gastronómica. Desde aquí se puede admirar Bari Vecchia, el centro histórico con sus intrincadas callejuelas y la majestuosa Basílica de San Nicolás.
El almuerzo en el paseo marítimo de Bari permanecerá en mis recuerdos como uno de los momentos más auténticos de mi viaje a Apulia. No es solo la comida excepcional lo que hace especial esta experiencia, sino la atmósfera única que se respira en este rincón del paraíso frente al Adriático.
Si deciden visitar Bari, tómense el tiempo para vivir esta experiencia: siéntense en uno de los muchos locales del paseo marítimo, pidan pescado fresco y focaccia, tomen una Peroni bien fría y déjense llevar por los sabores y aromas de esta maravillosa ciudad apuliana.
En Bari, el mar no es solo un paisaje para admirar, sino un ingrediente fundamental en la vida cotidiana y en la cultura gastronómica local. Y en el paseo marítimo, esta conexión se manifiesta de la manera más deliciosa posible.